Podría haber sido muy buena madre. Pero le tocó ser padre...
Hizo lo mejor que pudo pero los resultados no fueron coherentes con las normas impuestas por la sociedad.
Su filosofía de vida es la mentira.
Así creció y así morirá: sin saber quién es realmente.
Sus hijos aprendieron lo que no se debe hacer padeciendo sus errores.
Lo que sí deben hacer todavía lo están indagando. De a poco. Como pueden. Con las pocas herramientas que les brindaron.
Juran y perjuran que se diferenciarán de él cueste lo que cueste.
Juran y perjuran que no cometerán los mismos errores.
Creen que sus flaquezas y sus miserias son producto de su crianza.
Pero también entienden que es momento de trabajar duro, enterrar el pasado y de alguna manera, aunque sea internamente, poder perdonar.
Él busca la redención. Es consciente de de que sus acciones generaron algo que no es correcto. No sabe qué ni cómo pero algo percibe.
El amor y la cruz que cada día le está pesando más son los únicos motores que pueden llegar a encaminar su vida.
Puede que sea demasiado tarde... pero no del todo
Yo le daría una oportunidad
aunque sea la última.