Tengo que confesar algo:
Cada vez que tengo que indicar que algo queda hacia la izquirda o hacia la derecha hago tímidamente un gesto con la mano distra, simulando que escribo para saber cuál es cuál.
Cuando salgo del subte y subo las escaleras hacia la calle pierdo el sentido de la ubicación y no se para que lado ir, siempre cruzo la calle al menos dos veces y/o camino un par de cuadras de más.
Siempre sentí el fracaso de no saber dibujar (pero nada de nada, eh?) y siento que es una especie de discapacidad que tengo (o un castigo mundano por algo que hice de chica que todavía no me animo a confesar). Me pregunto: ¿Por qué todo el mundo puede menos yo?
Me levanto por lo menos dos veces a la noche para verificar que la llave del gas esté cerrada y la puerta con llave.
No me sé las capitales de todos los países, nunca aprendí la tabla del nueve y uso la calculadora hasta para dividir 100 por 25.
Y, si... algún día tenía que sacar a la luz mis debilidades. Desde que descubrí que manejarse con la verdad cuesta mucho pero a largo plazo deja sus frutos, no puedo parar.
Y hay más:
Al entrar a un lugar con puerta giratoria dejó pasar como cinco vueltas antes de animarme a pasar (no puedo, no puedo!!!!)
A veces me duermo con una remera del lado del revés para ver si al otro día recibo un regalo.
Todos los días me enamoro de un hombre diferente en lo que dura un viaje en subte.
Odio a la gente que gesticula el signo comillas (" ") con los dedos índice y mayor de ambas manos.
Si no me causaría impresión, mataría a un gato.
Y todavía, después de tanto tiempo, y a pesar de todo, a veces, te extraño...